Viajar, una gran terapia
Quién no ha experimentado las sensaciones que conlleva un viaje. Viajar es una gran terapia para nuestra salud.
Un viaje es desde una pequeña y económica excursión hasta ese lujosa y cara salida, en función de nuestras posibilidades y gustos todos podemos viajar.
Un viaje siempre implica un cambio en nuestra vida, una alteración de nuestro día a día que afecta favorable y beneficiosamente tanto al cuerpo como a la mente. Hasta la experiencia negativa de un viaje se convierte en positiva cuando descubrimos lo que no nos gusta y nuestra capacidad de salir adelante pese a los contratiempos que el viaje nos haya planteado.
Viajar activa nuestros sentidos y le ponemos un poco de emoción a la vida conocemos nuevos olores, sabores, culturas, costumbres y nuevas gentes.
El viaje está repleto de pensamientos positivos que estimulan la producción de betaendorfinas, encefalinas, dopamina y serotonina; sustancias que segrega el sistema endocrino consideradas como las moléculas de la felicidad.
El principal aspecto de la función psicológica de las vacaciones consiste en equilibrar las limitaciones y carencias de la vida cotidiana y romper con la monotonía.
A modo de síntesis:
1.- Viajar nos ayuda a relativizar y a enfocar con otra óptica nuestra vida.
2.- Nos encontramos con nosotros mismos, y con ello nos damos cuenta de lo que es importante en nuestra vida.
3.- Los estímulos que un viaje proporciona nos ayudan a romper las estrecheces y rigidez de la mentalidad que solemos tener en la vida.
4.- En un viaje vivimos al máximo el presente, sin que el pasado nos agobie y el futuro nos preocupe, simplemente vivimos a tope el presente.
5.- Mantenemos abierta la mente y la curiosidad, que es la clave para cambiar, ser felices y realizarnos en la vida.
6.- Nos relaja, nos desactiva del estrés diario, y así cargamos las pilas para el posterior quehacer diario.
7.- Experimentamos un aumento de las emociones positivas, incluida la ilusión previa de hacer un viaje.
8.- Nos vuelve más tolerantes y flexibles con nosotros mismos y con el resto del mundo al conocer y, así, entender otras culturas.
9.- En un viaje compartimos intensas experiencias con quienes nos acompañan de viaje, con lo que esas relaciones se fortalecen sobremanera.
10.- Nos enfrenta a nuestros miedos, y nos ayuda a superarlos
Todos estos beneficios, y muchos más que se quedan en el tintero, aporta un viaje, por tanto y en conclusión, viajar es gratamente beneficioso, nos distraemos y ampliamos nuestra cultura, nos permite conocer nuevas perspectivas de la vida, y descubrir que con todo ello conseguimos el equilibrio psíquico de nuestra personalidad y la vida en general.
Viajando, practicamos una de las actividades más saludables para el ser humano.
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